Las Nueve Nobles Virtudes son una falsificación moderna

Un pastiche ideológico del siglo XX disfrazado de espiritualidad ancestral. No tienen absolutamente ningún sustento en las fuentes primarias del paganismo nórdico histórico. Si las estás invocando como si fueran patrimonio de tus ancestros germánicos, estás repitiendo dogmas de manual neopagano reciclado, con barniz cristiano y perfume barato de tienda esotérica.

¿Origen ancestral? No. Ingeniería ideológica.

Las llamadas Nine Noble Virtues (valentía, verdad, honor, fidelidad, disciplina, hospitalidad, laboriosidad, independencia y perseverancia) no existen en ningún manuscrito medieval nórdico, ni en los Eddas poéticos o prosaicos, ni en las sagas islandesas, ni en los códices de leyes como el Grágás o el Járnsíða. No hay estructura ética enumerada, ni compilación doctrinal que las sostenga. La idea misma de una moralidad sistematizada como «virtudes nobles» es una proyección moderna, contaminada por estructuras éticas postilustradas y una sed desesperada de reemplazar el cristianismo sin abandonar su arquitectura moral.

Estas “virtudes” fueron redactadas en 1974, y no por runólogos, filólogos o historiadores del mundo escandinavo medieval, sino por dos figuras con un expediente ideológico profundamente comprometido:

1. John Yeowell («Stubba»), del Odinic Rite, una organización nacionalista británica con fuerte orientación etnopluralista y vínculos con la ultraderecha identitaria.

2. Stephen A. McNallen, fundador de la Asatru Folk Assembly (AFA), cuya visión de Ásatrú está explícitamente enmarcada en un etnonacionalismo blanco, declarado como tal en documentos y conferencias, y señalado por la Southern Poverty Law Center como grupo neo-völkisch.

Ambos buscaban construir una ética “pagana” alternativa, pero partiendo de un marco completamente occidental, moderno y racializado. McNallen incluso articuló su visión como una “ética natural europea” anclada en una noción racial de espiritualidad (Asatru: A Native European Spirituality, 2015). Esto no es paganismo ancestral: es una metafísica tribalista contemporánea con raíces ideológicas en el romanticismo volkisch alemán del siglo XIX y sus mutaciones en el siglo XX.

¿Pero no aparecen estas virtudes en los textos nórdicos?

No. Ni una. Ni enumeradas, ni insinuadas, ni codificadas.

El corpus textual auténtico del paganismo nórdico —Edda Poética, Edda Prosaica, sagas islandesas, leyes medievales, heiti y kenningar— no registra ninguna lista de virtudes codificadas. El pensamiento ético precristiano en Escandinavia era situacional, contextual, transaccional y fuertemente basado en la reciprocidad, el honor del linaje, y las obligaciones dentro de una red de alianzas y lealtades personales.

El Hávamál, frecuentemente citado fuera de contexto, no es un código moral sistemático: es un compendio de aforismos contradictorios, pragmáticos, e incluso cínicos. Más cercano al pensamiento de Tácito que al de Tomás de Aquino. Ejemplo:

> “El necio que acude a todas partes, habla demasiado o calla con torpeza; si bebe moderadamente, mantendrá su juicio.”

(Hávamál, est. 6-7, trad. Larrington)

La ética que se puede inferir del material eddico y sagas es una basada en el frith (paz dentro del clan), el wyrd (destino tejido), la feud-based morality (venganza ritual, compensación económica, resolución de agravios) y el drengskapr (conducta honorable contextual, no absolutista). Lo moral no es lo “bueno en sí”, sino lo que preserva el equilibrio entre las fuerzas sociales del clan y sus enemigos.

No hay nada “universal” ni “abstracto” en esa ética. Lo que importa es la lealtad a los tuyos, la retribución adecuada y el mantenimiento del estatus y la reputación. Lo honorable es vengar, no perdonar. Lo sabio es callar, no pontificar. La verdad, como tal, no es una virtud per se.

Entonces, ¿qué son las Nueve Nobles Virtudes?

Una construcción ex novo, contaminada por:

El código de Bushidō japonés

La ética protestante del trabajo (Weber)

La moral victoriana

La ética cristiana desestructurada

El nacionalismo blanco volkisch del siglo XX

Es decir: un frankenstein ideológico con estética rúnica y valores anglosajones postindustriales.

Son un intento de crear una moral absolutista disfrazada de neopaganismo, con la intención de sustituir el cristianismo sin desmontar su infraestructura moralizante. Y sí: con una fuerte carga racialista, elitista y esencialista. Su uso dentro de entornos reconstruccionistas es un error metodológico grave y una traición a la fuente primaria.

¿Querés reconstrucción de verdad?

Leé los textos originales:

Hávamál

Grágás

Völuspá

Rúnatal

Egils saga

Njáls saga

Y hacelo con ediciones filológicamente serias, no con traducciones adaptadas. Consultá trabajos académicos como:

William Ian Miller, Bloodtaking and Peacemaking

Kirsten Hastrup, Culture and History in Medieval Iceland

Jesse Byock, Medieval Iceland

Terry Gunnell, The Origins of Drama in Scandinavia

Preben Meulengracht Sørensen, The Unmanly Man

Si lo que estás haciendo no se basa en fuentes, lengua original, arqueología y análisis comparado, no es reconstrucción. Es una fantasía ideológica contemporánea vestida de tradición.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Scroll al inicio