El Trueno contra el Hielo
Cuando el cielo crujió como yunque herido
y Asgard contuvo el aliento de los dioses,
Thor alzó a Mjolnir, hambriento de tormenta,
y el destino tembló bajo sus pasos.
Desde Jötunheim surgieron los gigantes,
hijos del hielo, del rencor primigenio,
con montañas por hombros y odio en la mirada,
jurando apagar el fuego de los Aesir.
El viento se quebró al primer impacto.
El martillo cantó.
El trueno respondió.
Thor avanzó como guerra hecha carne,
cada golpe un juramento,
cada relámpago un castigo antiguo.
La tierra se abrió para beber sangre de escarcha.
Los jotum rugieron,
pero el miedo también sabe gritar.
Sus lanzas se partieron contra la furia,
sus hechizos murieron ahogados en luz.
¡Mjolnir voló!
Y con él volaron cráneos, promesas y eras.
El cielo ardía,
el hielo lloraba,
y el tiempo aprendió a temer al trueno.
Uno a uno cayeron los colosos,
no como dioses…
sino como muros derrumbados por la guerra.
Thor, cubierto de ceniza y gloria,
clavó su mirada en el último gigante:
—Mientras haya trueno —dijo—
no habrá invierno que reclame este mundo.
Y cuando el silencio volvió a nacer,
no fue paz lo que quedó…
fue respeto.
Porque aquel día,
los jotum aprendieron
que incluso los gigantes
pueden morir de miedo
cuando el trueno decide caminar.
Escrito por RdM
