Ah, el tarot rúnico. Esa brillante creación que surge cuando alguien descubre dos palabras en Google —“tarot” y “runas”— y decide unirlas como si fueran mantequilla de maní y salmón crudo. Porque claro, ¿para qué estudiar historia si puedes inventarte una “sabiduría ancestral vikinga” con ilustraciones bonitas y frases ambiguas?
Spoiler: el tarot rúnico es tan auténtico como un cuerno vikingo comprado en Amazon hecho en China.
Vamos por partes, con calma (y un hacha en la mano):
1. Runas: sistema de escritura, no oráculo místico sacado de Pinterest
Las runas eran letras. Sí, LETRAS. Como la A, la B y la C, pero en nórdico. Se tallaban en piedras, armas, lápidas. ¿Había usos mágicos? Claro. Como escribir “Thor me protege” o “aquí murió Bjorn por idiota”. Pero eso de que cada runa tenía un “mensaje espiritual profundo canalizado por Odín” es puro teatro esotérico.
> Fuente real (para variar): R. I. Page – Runes: Reading the Past
2. Tarot: no, los vikingos no lo usaban entre saqueo y saqueo
El tarot apareció en la Italia del siglo XV. Muy lejos de los fiordos, el hidromiel y los cascos con cuernos (que tampoco eran reales, por cierto). Se usaba como juego de cartas, no como ritual chamánico. Lo de “lectura del alma” vino siglos después, cuando a los ocultistas franceses les dio por inventarse raíces egipcias, cabalísticas y cualquier cosa que sonara lo bastante críptica como para parecer profunda.
> Fuente de verdad: Michael Dummett – The Game of Tarot
3. Efecto Forer: la trampa psicológica que hace que cualquier disparate te parezca verdad
Aquí está la joya de la corona. El efecto Forer es ese fenómeno por el cual lees una frase genérica tipo “Tienes un gran potencial, pero a veces dudas de ti mismo” y crees que te describe con precisión milimétrica. A eso se le llama ser humano, no magia.
> Bertram Forer, 1949. Léelo. Ilumínate.
¿Y qué hacen las barajas de tarot rúnico? Combinan símbolos escandinavos con frases tipo horóscopo barato: “La runa Raido indica que tu viaje espiritual avanza, pero debes soltar el pasado”. Traducción: bla bla cósmico bla, dame tus datos bancarios.
4. Marketing esotérico: cuando la verdad molesta, imprime más cartas
Por supuesto, cuestionar esto es “atacar la espiritualidad”. Porque hoy en día, si dices que algo es una invención moderna sin base histórica, te acusan de “cerrado de mente”. No, no es cerradez mental. Es cultura general.
Si vendes tarot rúnico como herramienta espiritual moderna, bien. Pero si lo promocionas como sabiduría ancestral vikinga, entonces estás haciendo fanfiction mitológico con aires de grandeza.
Mensaje final para los fans del tarot rúnico:
No, los vikingos no tiraban cartas antes de decidir si saquear París.
No, Odín no canalizaba energías a través de cartulinas ilustradas.
Y no, mezclar dos cosas antiguas no te hace profundo. Te hace alguien que necesita urgentemente un libro de historia.
Pero claro, ¿para qué leer fuentes cuando puedes “sentir la vibración de las runas” en tu feed de TikTok?
